El gobierno de Javier Milei intensifica los lazos con Estados Unidos en una relación que expertos califican de alarmante dependencia política y económica.
En los últimos meses, Argentina avanzó en negociaciones por swaps financieros, compras de deuda y posibles créditos stand-by con Washington. Aunque se presentan como medidas de apoyo económico, los críticos advierten que estas operaciones ponen al país bajo la tutela de intereses extranjeros, limitando la autonomía de la Casa Rosada en decisiones clave.
Milei ha buscado además el respaldo político de EE.UU., lo que para analistas representa un alineamiento estratégico que puede condicionar la soberanía argentina en comercio, inversión y política internacional.
El resultado, según los opositores y expertos económicos, es un país cada vez más subordinado a la agenda estadounidense, con decisiones que podrían favorecer a los acreedores y aliados externos por sobre el desarrollo interno y la industria local.