El gobierno de Javier Milei busca financiamiento externo con Estados Unidos mientras, según críticos, pone en riesgo el control argentino sobre recursos estratégicos y su independencia energética.

Entre las medidas en negociación se encuentran swaps financieros, créditos stand-by y compras de deuda argentina en dólares. Milei lo presenta como un esfuerzo para reforzar las reservas y estabilizar la economía, pero analistas advierten que estas operaciones hipotecan decisiones futuras y pueden limitar la capacidad del país para gestionar sus recursos energéticos de manera soberana.

Aunque no se ha confirmado la cesión de activos estratégicos, la dependencia de Washington en términos financieros y políticos aumenta significativamente, generando preocupación sobre el grado de autonomía que le quedará al país para decidir su rumbo energético, industrial y fiscal.